EL SECRETO DE SPECTRA
Cuando despertamos
del sueño de la vida es fácil rechazar todos los cuentos y falsedades que se
amontonan en tu mente. Nuestro Yo superior, nuestro verdadero Ser, recupera el
comando de la acción y puede expresarse. Es como si tuviéramos nuestro
verdadero Ser dormido mientras nuestra mente limitada actúa como dueño y señor
de nuestra vida.
El Tao ya lo
dice, “Aquieta la mente, deja que el mundo te penetre sin preconceptos, retírate
a la paz interior y deja que emerjan las líneas de actuación. Así harás lo
correcto en armonía con el Tao”
Existen técnicas
ancestrales de meditación que no se suelen utilizar. Una de ellas es la de la observación
en nuestras propias actuaciones. Por ejemplo, escucharnos cuando conversamos
intentando identificar los llamados automatismos de respuesta adquirida por
nuestra propia formación o educación. Otro método consiste en observar nuestros
actos muchos de ellos automatizados como es la conducción de un vehículo.
Una vez que
nos acostumbramos a esas observaciones empezaremos a notar que nuestra
conciencia se expande y eso es una señal inequívoca de que nuestro Ser se está
despertando.
Jung tocó el
tema y le llamo “sincronicidad” al fenómeno de los eventos que sin aparente conexión
están llevándonos de una manera transversal a un destino individual. La idea es
muy sencilla, nuestro Ser despierto se siente escuchado y puede emitir indicaciones
que nuestra mente, si le hace caso, le facilita los medios tridimensionales que
interesan para nuestra evolución.
Sin embargo
fue Gurdjieff quien dejó más claro que el “despertar” es la única enseñanza que
une a todas las religiones. Cualquier ser humano tiene un destino que su Ser le
ha llevado a un nacimiento en este plano. En ese momento el Ser queda dormido
hasta el momento de la muerte, en que de nuevo conduce nuestro Yo. Durante el
periodo de vida la mayoría de los mortales no son conscientes de su Ser y el
esfuerzo de religiones humanas y ordenes iniciáticas queda obsoleto si no se
alcanza el fin de nuestra vida por nuestro propio e individual esfuerzo. Ni las
oraciones ni las iniciaciones sirven si no existe la voluntad de querer
contactar con tu propio Ser.