DULCE DESPERTAR
Dormidos
despiertos, respirando aire y consumiendo células del propio organismo que es
nuestro cuerpo físico que se va pudriendo poco a poco. Al mismo tiempo nuestro
cuerpo mental se deteriora imaginando situaciones que no existen y que no
perduran en el tiempo.
El mundo matrix
es evidente para los que lo leen sincronizando actos y hechos, propios y
extraños. Qué suerte ver el otro lado mientras te despegas de este. Subir y
bajar la montaña del sofisticado complejo de la mente que solo ve pero que no
sabe y eso nos confirma que nada pasa.
Cuando lo
tangible ocurre la mente desaparece y la vacuidad te acompaña con el sonido del
caminar de la hormiga exploradora o de la cigarra estival que no deja de emitir
su sonido acompañándote mientras disfrutas de la paz y la soledad.
El aire que
respiras está de momento acompañándote porque allí de donde somos no se
necesita, como no necesitamos los pulmones, ni las enfermedades, ni la causa ni
los efectos. Solo se es consciente cuando no existes en lo limitado y solo así
puedes vivir.
La duda surge
cuando planeas por otros mundos y sin embargo naces en este con el mismo dolor
y placer que cuando mueres. La pregunta desde el otro lado es porqué vienes a
respirar a este mundo de complejas circunstancias que solo el caminar de la
hormiga o el vuelo del búho te puede explicar.
Qué suerte poder
disfrutar de esta noche iluminada por las estrellas y con el único sonido de
las cigarras en mitad del campo. Alejado de los complejos sistemas de
pensamiento entrecruzados con otros seres humanos que hacen que se pierda la
magia de la vida. Qué necesidad tenemos de contrastar pensamientos relativos
cuando conocemos los absolutos.
Cada día que
pasa la soledad es más importante que el aire que respiras. Alguien ha dicho
que cuando más se evoluciona menos se necesita estar con otros seres humanos
por razones múltiples pero que actúan como el universo concentrando y
expandiendo emociones que los otros desconocen. No quieras nada, tenlo todo. Como
le pasa a Lucio, cuando vuelves a este
mundo no hay palabras para describir lo del otro.