SOMOS SERES POLIEDRICOS
La vida del iniciado
no es lineal. La sabiduría universal dice que “Dios geometriza”, sería lo mismo
que decir que la mente consciente trabaja según su evolución utilizando un
punto o un icosaedro. La mayoría de los seres humanos tienen una visión lineal
de la vida, desde el nacimiento hasta la muerte.
Cuando se
recorre un camino iniciático el conocimiento matemático y geométrico son esenciales
para comprender que nuestra mente pasa del punto inicial a la línea y de allí
al triangulo donde empieza a formar una figura, sea física o mental. Siguiendo
en el recorrido fantástico de la mente nos encontramos con el eneagrama, figura
ésta conocida por los masones en los altos grados, y que nos prepara para pasos
sucesivos hasta encontrarnos con dodecaedros e icosaedros mentales como esquema
de pensamiento de ciertas personas evolucionadas. La diferencia es evidente.
Mientras unos solo ven un punto, otros están viendo una inmensidad, esa es la
gran diferencia.
No quiero
confundir al lector con figuras geométricas, quiero llevarle a la mente. Si
estamos en actividad cotidiana solemos utilizar la línea, sabemos que a cierta
hora dejaremos el trabajo e iremos a comer, y luego sucederá otra cosa, así
hasta el finito de la muerte.
Pasemos ahora
a un momento de meditación en la obscuridad con los ojos abiertos y dejemos
fluir las figuras que se nos aparezcan. Sin darnos cuenta estamos utilizando
algo más que una línea, ni siquiera el triangulo, estamos utilizando una figura
poliédrica que absorbe energía hasta llevarnos a una especie de vacuidad previa
a la pérdida de conciencia controlada. Ese momento hay que aprovecharlo, es la
toma de contacto con la realidad y no es valorable por la mente finita. Solo
nos quedará una marca en el recuerdo, un aviso de lo que hay en realidad, una
seguridad de inmortalidad, una valoración perfecta de nuestra situación real y
virtual.
Cuando volvamos
al estado mental habitual nuestra vida algo habrá cambiado. Ese es el secreto.
Nuestra vida cotidiana cambia paso a paso por medio de la transformación
inducida por iniciaciones y meditaciones. Si no lo hacemos, aunque nos den un
mandil más grande, seguimos viendo solo un punto. Cuando oigamos música solo
oiremos música. Cuando miremos un cuadro solo veremos un cuadro. Hay más.
Claro que
somos más que lo que vemos, sentimos, imaginamos, queremos o creemos. Probadlo.