HECATOMBE EN LAS CUMBRES
Sí vas a una
finca alejada de la población y de noche, puedes saborear sensaciones
desconocidas para la mayoría de los mortales. Recomiendo preparase para el frío
y los sonidos inquietantes, pero por lo demás se trata de dejar aflorar
sensaciones hasta encontrar alguna que te produzca miedo. Eso es lo más
importante, pues esa sensación nos acompaña toda la vida por la misma razón que
empezamos nuestra vida tridimensional con miedo y la acabamos con verdadero
pavor. En el budismo existe el llamado dejarse llevar por los acontecimiento y
no ofrecer resistencia. En el cristianismo la resignación y la promesa de la
presencia eterna ante Dios es su manera de afrontar los miedos. Los musulmanes
casi desean la muerte pues un paraíso con huríes les está esperando. Todas las
religiones y sectas tienen su propia droga para aliviar el dolor de pensar en
lo inevitable, al menos mientras dura nuestra vida consciente.
Pero seamos
realistas y lógicos, aceptemos que tras nuestra parada cardíaca no hay nada más
que sepamos con certeza. Sin embargo, podemos imitar la muerte en meditaciones
en la oscuridad anulando todos los sentidos para acercarnos voluntariamente a
lo más parecido a la muerte. Dejarnos llevar en ese momento por las sensaciones
desconocidas, nos puede ir dando respuestas que como en un enamoramiento no
sabremos dar explicaciones concretas a los demás. Esta experiencia a nosotros
nos habrá servido como una vívida sensación, semejante a la del enamoramiento,
y nos habrá quedado cargada en nuestra propia mochila vital con la que el viaje
será más ligero.