LA SOCIEDAD SELECTA
No todo el mundo debería tener
acceso a ciertos secretos que la humanidad posee. He visto como se entregaban
verdaderas joyas de conocimiento a seres humanos que casi no sabían hablar y
menos pensar. Títulos, grados y mucha literatura eran regalados sin
esfuerzo alguno a verdaderos zotes de espiritualidad y que sólo les servía para aumentar sus ínfulas sin otra consecuencia en su devenir
espiritual. El error de las sociedades espirituales ha sido convertirse en
mercados donde todo es posible de vender y comprar. Títulos rimbombantes para
personajes que no resistirían un viaje en la oscuridad para encontrar
la luz. Seres
incapaces de ver más allá que lo que sus limitados ojos humanos les permiten
ver y sin más interés que poder llevar bonitos uniformes que exhiban su grado estético y
de paso su ignorancia supina. Algunos
incluso
experimentan con maestrías imaginarias que les llevan a mares desconocidos
pero con
mapas equivocados. Ser ético con uno mismo debe ser el primer paso para ser
ético con los demás y eso puede servir para no molestar a nadie y mucho menos
engañar al personal. Existen sociedades selectas pero que no están inscritas en
los registros oficiales ni tienen
sedes sociales a la vista de cualquiera y esas sociedades etéreas son las
que de verdad enseñan. Las otras solo deforman
a los que se las creen y lo que es peor ponen en evidencia sus propias carencias.