LA VIDA CAMBIADA
Lo importante
de la vida no es lo que nos encontramos cada día como hechos consumados. Parece
como si la política y la religión fueran los corsés que nos sujetan toda la
vida poniendo a cada uno a jugar un rol que bien pensado no hemos escogido.
Nacer en una región u otra nos convierte en ciudadanos con unas ideas
preconcebidas que no transcienden más allá de nuestra muerte. Lo mismo pasa con
la religión, según la familia donde se nace nos toca, de entrada, adorar a un
dios u otro.
Pero la realidad
es otra. Antes de nacer no hay religiones ni políticas, somos seres inmortales
que en nuestro proceso evolutivo vamos a pasar por un estado necesario si
queremos avanzar en nuestra integración universal. Tras el nacimiento los
condicionamientos transversales que integran familia, espacio y tiempo, nos
hace vivir marcados por una situación u otra. El principio de los remolinos, el
rashit ha galgalim, nos lleva a través de los fractales a la consecución de un
fin que solo somos capaces de comprender si atravesamos los límites de la
conciencia humana.
El libre
albedrio que nos pertenece por nuestro estado evolutivo de humanos, con
conciencia propia y pensamiento decisorio, nos permite tomar decisiones
influenciadas por la propia psique o por las circunstancias que nos rodean. Un
católico o un masón hijo de católico o masón no es patente de corso de ser buen
católico o buen masón. Me fio mas de aquel que abandona sus ancestros políticos
y religiosos y que tras una profunda reflexión decide labrar su propio camino
alejado de lo que su familia le imprimió. Lo mismo ocurre con los etéreos
patriotismos fruto de invenciones circunstanciales humanas por los que no vale
la pena luchar.
Para ello la
meditación es un camino infalible donde puedes analizar y recibir ayuda de tu
propio Ser para tomar decisiones. Si solo realizas reacciones viscerales
heredadas de tradiciones y costumbres, arraigadas por tu lugar de nacimiento
por ejemplo, estarán acotadas a tu limitación intelectual. Cambiando lo
intelectual por lo transcendente nos daremos cuenta que ser de una región u
otra, o de una religión determinada no son más que circunstancias
intranscendentes que no nos deben hacer perder ni un minuto de nuestra valiosa
vida.