EL MISÁNTROPO
Siempre me ha
fascinado la figura del misántropo tanto en su aspecto intelectual como espiritual. Me identifico con su filosofía y
su enseñanza. En el Tarot hay una figura
estéticamente parecida al misántropo de Brueghel que es el Ermitaño, esa figura
reposada que acompañada de una vara y una luz ilumina el camino de los viajeros
del espacio y el tiempo pero manteniéndose alejado de sus cuitas. Otra carta
del Tarot, el Loco, podría identificarse con el misántropo de Brueghel, al
menos, permítaseme esta licencia, por el perro que molesta al Loco y que
representa el intelecto del ser humano.
El misántropo
de Brueghel tiene una figura humana que le roba el corazón en una posición
secundaria semejante a la del perro de la carta del Loco. Será esta atracción
por la sabiduría iluminista e individual que tanto me seduce y que cada vez me
acerca más al Masón Vagabundo, figura ésta que desconocen la mayoría de los
masones y que sin embargo es la más atractiva del recorrido iniciático que la Orden
nos puede ofrecer.
Si mezclamos
el Ermitaño con el Loco podemos encontrarnos con el Diamante Iniciático, el
producto del hombre profano que ha hecho un recorrido y que ahora plácidamente
se dedica a vagabundear. A veces me han propuesto que me convierta en Masón Peregrino,
figura ésta diferente a la del Vagabundo, sencillamente porque el Masón Peregrino
sabe a dónde va. Seguramente desde el día que en la cámara de reflexión miró a
la cara de la muerte ya convirtió su vida en un camino iniciático y se convirtió
en un Masón Peregrino buscando su Finisterre personal.
El Masón
Vagabundo, es como el Loco del Tarot. Ya ha hecho su peregrinaje y ha quemado
sus ropas en el Finisterre personal. En lo alto del acantilado está a punto de
saltar al abismo cargado con su vara y su bolsa. Ya solo el intelecto
representado por el perro le quiere morder para recordarle algo que ya no necesita
para dar el salto. Sin embargo un océano infinito le espera para bañarse en luz
y amor. Incorporarse al sin fin es el principio.