DISTOPIA ATERRADORA



Viajando solo en la sinestesia cruzada por un sincope provocado salté al otro lado abandonando la matrix para sentir aquello que es un éxtasis dentro del clímax. No es respirando como sentimos vida, ni hablando, ni siquiera escribiendo inútiles lecturas para otros de rebuscadas palabras que tan solo alimentan los egos del que lo escribe y del que luego lo comenta sin mayor transcendencia. Al otro lado nada de esto se necesita y sin embargo no nos preparamos para el viaje eterno mientras perdemos mucho tiempo en el ropaje de este lugar tan sombrío.

La mente desaparece y ya no geometriza ni escucha música y lo que aquí llamamos mente tridimensional adquiere muchas dimensiones como paranoias reales de paraísos no artificiales. La soledad es necesaria en el recorrido por valles de luz que tu mente mortal no sería capaz de interpretar y que ni siquiera ahora que lo has conocido puedes plasmar de una manera u otra para que los demás lo disfruten.

La pérdida de tiempo en lo humano se descuelga en los primeros visos de realidad inmortal y en ese momento intemporal puedes sumergirte en la realidad que te hace reconocer tu yo real. Ahí puedes ver las actuaciones humanas con profundidad inversa y rebuscada por la misma mente humana. La falsedad e inutilidad quedan identificadas para que en el camino de retorno a la matrix ya no sean mochilas inútiles. Falsos hermanos, éticas relativas, cobardías simplistas, traiciones esperadas, son las arboledas del campo humano. La verdadera libertad es alejarse de aquello que no es necesario.


En el viaje de retorno me enfundé el cráneo de cocodrilo sin el cual el cambio de situación vivencial es imposible de realizar. La serpiente me estaba esperando fiel a su misión para introducirme de nuevo en la matrix y llevarme ante mi maestra que displicente me esperaba para que le mostrara los tesoros que le traía. Le respondí que había quemado la mochila de inventos humanos que se utilizan para alienar el paso por esta vida y que ya me había liberado de tanta pérdida de tiempo.  Ella me respondió que si eso era así ya había muerto para el mundo matrix y que aunque físicamente estuviera en este mundo ya estaba en el otro. Había llegado al mismo lugar que la llamada distopia aterradora de los ratones de Calhoun.

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